Bimbo para Jugar

Vicky era una muñeca consentida. Su trabajo, ser guapa para su marido. Un empresario adinerado y aburrido. Pechos de plástico, horas de gimnasio. Ese era su trabajo. Rubia, guapa, callada. Una boca, un trasero, una entrepierna. Un cuerpo que mantener. Y demasiado tiempo libre. Tiempo libre para disfrutar. Disfrutar de lo que su marido no le daría. Hoy venía su nuevo entrenador personal. Lo había elegido por la foto… … y esperaba que la entrenara bien. Con dureza. Haciéndola sudar. Al fin y al cabo, eso era Vicky. Una muñequita para usar.